Entre las copas de los pinos

Entre las copas de los pinos,
unos ojos me sonríen.
Dos rayos de sol oblícuos,
tallan esmeraldas en el musgo.

Dos rayos de sol oblícuos,
que derriten la escarcha de cada mañana.

Dos rayos de sol oblícuos,
claroscuro que desvela un camino agreste.

Entre las copas de los pinos,
oigo reír a un jilguero
y sin darme cuenta, mis pies
se hunden en un río cristalino.

Migas de pan le daría,
si me trajera su canto desde su pico a mi boca.

Migas de pan le daría
si viniese con su risa, desde mi boca a su pico.

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Boreal

Asaeta el boreal remoto una máscara sin rostro.
Brillo de lágrima que se detiene, congelada en el pellejo reseco.

Un segundo chasquido desencadena el pánico,
cuándo la primera flecha ya cruza la vista.

Ni siquiera el viento frío la desvía de su trayectoria.
Viaje inconsciente hacia el corazón de sí mismo.

Y se clava, sin sangre y sin ruido.
Escarcha y crujido de la rama quebrada por el hielo.

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