Españoles todos,
en esta aciaga hora
de luto nacional
por la huidiza Eurocopa,
renovemos nuestro voto
de cutrerío integral,
en torno a unos carajillos
en cualquier bar.
Unamos nuestros anhelos,
ebrios de patrio ardor,
y dejemos nuestros desvelos
en las manos salvadoras
de los ilustres sucesores
del egregio dictador.
Y viva España,
que yo me voy.