Libro y geranio

Persiste el olor a ceniza húmeda en la sala de ventanales desgajados.
Aún crepita en los oídos, la pira de los libros depurados.
Nadie sabe lo que vale el silencio como el anaquel vacío a culatazos,
combado bajo el polvo de los caminos de cunetas atestadas.
Madera acuchillada a consignas.
Astillas y sangre en las cabezas rapadas.
Astillas y lágrimas en las espaldas dobladas.

Hoy es seis de junio, amiga mía.
Esta mañana fría, toma conciencia de mis pies y de tus manos,
de nuestra fuerza y nuestro talento.
Nadie conoce el valor de la algarabía como la plaza,
el sol iluminando cada rincón y cada esquina.
El grito es un aire limpio que barre la calle, llena de amigas y hermanos.
En un balcón, hierro forjado por el brazo libertario,
sobre la silla hay un libro y en el suelo, un geranio.

The attendees lining up to cross the two vertices of V into A

Haikus de primavera

Segando nubes,
nunca llegó tan pronto,
la golondrina.

El viento frío,
nunca vino tan tarde.
Nieve en los picos._20170511_105134

Llueve y un rayo
nunca cayó tan cerca.
Olor de azufre.

Tan ocupado,
nunca estuvo tan lejos
cualquier trabajo.

Sol de tormenta.
Nunca me quemó tanto
la primavera.

Entre las copas de los pinos

Entre las copas de los pinos,
unos ojos me sonríen.
Dos rayos de sol oblícuos,
tallan esmeraldas en el musgo.

Dos rayos de sol oblícuos,
que derriten la escarcha de cada mañana.

Dos rayos de sol oblícuos,
claroscuro que desvela un camino agreste.

Entre las copas de los pinos,
oigo reír a un jilguero
y sin darme cuenta, mis pies
se hunden en un río cristalino.

Migas de pan le daría,
si me trajera su canto desde su pico a mi boca.

Migas de pan le daría
si viniese con su risa, desde mi boca a su pico.

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Boreal

Asaeta el boreal remoto una máscara sin rostro.
Brillo de lágrima que se detiene, congelada en el pellejo reseco.

Un segundo chasquido desencadena el pánico,
cuándo la primera flecha ya cruza la vista.

Ni siquiera el viento frío la desvía de su trayectoria.
Viaje inconsciente hacia el corazón de sí mismo.

Y se clava, sin sangre y sin ruido.
Escarcha y crujido de la rama quebrada por el hielo.

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L’ombra de la savina

Verd verí de la llum, desembrolla cabelleres entre el brancatge bru de les teves cames.

El ressol enlluerna la suor que llepen les savines d’ombra migrada, captaires de desig aprop dels sorrals.

Clapoteig en l’aiguamoll salobre, els meus dits com puces de platja, corren insadollables pels teus peus enfangats.

La sombra de la sabina

Verde veneno de luz, desenmaraña cabelleras entre el ramaje atezado de tus piernas.

El resol deslumbra el sudor que lamen las sabinas de sombra huidiza, pedigüeñas de deseo cerca de los arenales.

Chapoteo en la marisma salobre, mis dedos como pulgas de agua, corren insaciables por tus pies enlodados.

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Suroeste

Me pregunto si encontraré la forma de beberte,
cuando tenga la garganta seca por aventurar tu nombre,
misterio entre los secretos.

Camino sin avanzar por un páramo baldío, sólo interrumpido por inmensos arenales donde me hundo hasta la razón y el delirio.

Tendré que respirarte si me falta el aire tras tanto anhelarte,
suroeste de mis albas azules y tus rojos atardeceres,
paréntesis de la calima de los días.

Vientos encontrados nos arremolinan en un recodo del camino y llenan nuestras bocas de polvo.

Antes de desfallecer, aprenderé a comerte,
sin hambre, de pura desazón hasta el empacho,
sobre una roca o en un vagón destartalado.

La mesa no importa mientras el dolor de los mordiscos sea generoso y la sangre pueda lavar la opacidad de las brumas en mis ojos.

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Plasma

La pantalla del dispositivo sólo refleja el rostro humillado de tu cadáver flotando en cristal líquido.

El eco menguante de tus palabras resuena en féretros ultraplanos y se pierde en las redes sin hilos que ciñen a un pueblo agonizante.

Debes rasgar esta mortaja de silencio y pisar la calle, gritar en la calle, gritar en el aula y el andamio.

En la plaza recibirás el espaldarazo de una compañera desconocida, sentirás el beso de la humanidad que renace del plasma alienante y recobrarás tu aliento perdido.

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Elena y el pájaro

Un pájaro se ha dormido en los rizos de tu pelo,
déjalo, no lo despiertes con el roce de los dedos.

Exhausto de volar en el profundo estanque de tus ojos,
ahora se desliza entre el reflejo verde y el cielo.

Deja que guarde un aliento de calor en su liviano cuerpo,
el que ha robado cuando revoloteaba sobre el valle de tu pecho.

Se irá aún de noche, con el alba roja de tus labios abiertos,
pero mientras tanto, no lo despiertes de su sueño.

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by El Lu

Adiós España

Españoles todos,
en esta aciaga hora
de luto nacional
por la huidiza Eurocopa,
renovemos nuestro voto
de cutrerío integral,
en torno a unos carajillos
en cualquier bar.

Unamos nuestros anhelos,
ebrios de patrio ardor,
y dejemos nuestros desvelos
en las manos salvadoras
de los ilustres sucesores
del egregio dictador.
Y viva España,
que yo me voy.

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