Hay tantas preguntas sin respuesta
que tenemos que convertir en respuestas
las preguntas mismas.
Inferir de ellas verdades como templos,
templos de la ciencia,
en cuyas naves infinitas
ceremoniar el sacrificio de las hipótesis,
grandes ideas con patas de caballo,
con cabeza de caballo, con ojos de caballo.
Mejor eso que errar en la respuesta
y no digamos que cualquiera encuentre respuesta a su pregunta.
Los sacerdotes ofician ahora el rito en silencio,
enmedio de un atrio iluminado por el rayo solar del solsticio.
– Oye, ¿tu madre te concibió con placer?
– Pues no tengo ni idea.
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Dark city. Alex Proyan, 1998 cinemaadhoc.info |