No puedo oponerme a tu avance hacia mí,
incluso extendería a tus pies
una alfombra tejida de mil amores.
Pero prefiero escuchar el punteo de tu guitarra,
desde esta roca resbaladiza en la que me gusta sentarme
a contemplar el lago de color de agua del Nilo.
Te imagino llegar descalza, pisando la tierra mojada
y una brizna de hierba en la boca
me trae el sabor de tu piel y de tus besos.
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Lac redon, 2009 |